Algunas personas concluyen que cuando un abogado les pide el pago para un tercero a quien quizás ni siquiera conozca o no llegue a tratar en persona, es un costo innecesario que se podrían ahorrar haciendo ellos mismos las gestiones necesarias. ¿Vale la pena realmente prescindir de la figura de un intermediario en asuntos judiciales como es el procurador?
Pongamos por caso que iniciamos una denuncia contra una entidad bancaria para solicitar la devolución de un cobro de intereses indebidos o la usura de una entidad crediticia por el uso de una tarjeta Revolving. El juez nos solicita determinada documentación en manos de la entidad financiera. Si nosotros tuviésemos que presentar ese escrito legal ante el juez ¿Cómo hacemos llegar una reclamación legal a esa entidad bancaria? ¿Seriamos capaces de expresarnos adecuadamente ante un juzgado para que nuestra reclamación prospere? O en el caso de defendernos ¿Podríamos redactar correctamente las solicitudes de aplazamiento de un juicio o entender bien lo que se nos pide?
Sinceramente, la mayoría de nosotros estaríamos perdidos ante este tipo de labores, incluso muchos abogados se las verían en dificultades si tuviesen ellos que llevar a cabo todas las tramitaciones, solicitudes documentales, a la vez que estar atento a los plazos, solicitudes y fechas que imponga un juez en cada caso, no podría comprometerse con muchos clientes a la vez, ni podrían llevar a cabo todos los casos. Es verdad que un abogado podría valerse de ayudantes o auxiliares, pero incluso así, se hace tan inmensa la labor de recopilación de documentos u otros trámites que no podrían abarcarlo solo con el personal de un despacho.
Y qué decir de un juez, tendría muchas dificultades a la hora de hacer llegar a las partes todas las solicitudes de documentación o las notificaciones para comunicar citas, cambios de fecha, careos y demás. Sin la ayuda de un intermediario entre las partes que facilite la labor, la justicia sería una pesada y lenta maquinaria y perdería gran parte de su eficacia.
La importante labor de un Procurador
La silenciosa, discreta, pero compleja y profesional labor de un Procurador es indispensable hoy para facilitar la vida a un cliente, al abogado de este y al juez que lleve su caso. El procurador es como la rueda imprescindible en un engranaje que une a todos estos elementos. Y lleva a cabo de manera talentosa y calculada todas las solicitudes que le llegan.
Hay otras muchas cuestiones que un simple ayudante no haría, como ofrecer asesoramiento en materia de gestión en un proceso. Al ser un gran conocedor, por su experiencia y estudios de cómo funcionan las leyes y la justicia, él sabe representar al cliente en todo lo que necesite. Está pendiente de todas las notificaciones y los plazos, a fin de avisar a los afectados.
A la hora de redactar y entender el lenguaje legal también juega un papel primordial la labor de estos profesionales, un error o falta de explicación en cualquier documento puede tirar al traste todo el trabajo de un buen abogado.