En ocasiones, sin darnos cuenta, en nuestra ignorancia, es muy posible que en determinados contenciosos en los que estemos envueltos, tengamos asignado o contratado a un profesional licenciado en derecho, como lo es el procurador. En muchas ocasiones no es necesario ir a un despacho de un procurador para solicitar sus servicios, pues ya lo hará el abogado que contratemos, y en los gastos para nuestra defensa o denuncia, es muy posible que el abogado incluya las regalías para el procurador.
Para los abogados es una figura necesaria, imaginemos que un abogado tenga que estar realizando diligencias por cada uno de sus clientes que está representando, no podría abarcar tanto y la justicia se ralentizaría más aún.
Incluso cuando se trate de un caso de denuncia, querella o demanda, pensamos que no es necesario contratar los servicios de procurador y que con un abogado es suficiente, pero hay un proceso posterior a la denuncia en la que se requieren de ciertos trámites o presentar cierta documentación, cuando sea requerida por el juez, la figura del procurador nos puede aliviar esa carga. Así mismo una vez empiece el juicio oral, se hace obligatorio contar con este representante legal, además del abogado.
Lo mismo sucede en un juicio penal, si somos parte acusada, estamos detenidos provisionalmente, tenemos derecho a un abogado, sea de pago o de oficio, de la misma manera, una vez se acuerde la apertura del juicio oral, también se nos asignará un procurador de oficio.
Un procurador va a llevar a cabo trámites que la ley ha tenido en cuenta y que la mayoría de los ciudadanos de a pie desconocemos. Esto es así a fin de evitar que el ciudadano se encuentre en un estado de indefensión por no poder asumir dichos trámites.
Tenemos que tener en cuenta que los casos judiciales suelen ser bastante complejos hoy día, hay muchas leyes procesales que desconocemos y que el procurador si conoce muy bien, y al ser un experto en leyes y burocracia legal, por tanto, se encargará por nosotros de gestionarlas.
Ya que actúa como intermediación entre juzgado-cliente o juez-abogado, podrá asesorarnos profesionalmente cuantas veces sea preciso. Incluso si es necesario que seamos nosotros quienes tengamos que presentar cierto escrito o documento al juzgado, será él quien nos dé instrucciones de cómo hacerlo. Así es de gran ayuda la intervención de un procurador en casi cualquier causa, salvo en las que las leyes no lo obliguen.
Hasta en determinadas causas menores, será necesario contar con sus servicios. Por ejemplo en juicios verbales que superen los 2000 euros o cuando nos personemos como acusación particular en juicio penal. En ámbitos de un contencioso-administrativo, hasta en determinados casos de jurisdicción social, es posible que debamos buscar la ayuda de un procurador.
Como hemos visto, el procurado es de gran ayuda en los asuntos judiciales, tenemos tener en cuenta que es una figura para dar un servicio al ciudadano, por tanto velará por los intereses de su representado, no podemos prescindir de él.